¿El último chiste de Nisman?
Al llegar a la página
doscientos, Nisman entiende que “corresponde analizar el rol y los aportes de
cada uno de los individuos antes mencionados, que tuvieron participación en el
plan criminal aquí denunciado.” No es otra cosa que una nueva seguidilla de
repeticiones ya repetidas en páginas anteriores. Así, comienza a analizar a cada uno de los autores del “plan
criminal”, asignándoles, a cada uno, una letra, como se muestra a continuación.
a)
Cristina Elisabet Fernández (pág.
200)
b) Héctor Marcos Timerman (pág. 210
c) Luis Angel D'Elía (pág. 219)
d) Jorge Alejandro “Yussuf” Khalil (pág. 235)
e) “Alian” (pág. 244)
f) Femando Luis Esteche (pág. 255)
c) Luis Angel D'Elía (pág. 219)
d) Jorge Alejandro “Yussuf” Khalil (pág. 235)
e) “Alian” (pág. 244)
f) Femando Luis Esteche (pág. 255)
g)
Héctor
Luis Yrimia (pág. 262)
d) Andrés Larrogue (pág. 266 a 270)
d) Andrés Larrogue (pág. 266 a 270)
Es llamativo -para esta nota-, lo relativo a “Alian”, a quien le dedica casi doce páginas;
más que a CFK y que al Canciller Timerman. Además lo menciona más de 120 veces. Pero esto, anecdótico, quizá tenga alguna explicación: tal vez se
trate del chiste; probablemente corresponda decir la burla, que quiso dejarnos
Nisman (además de la acusación en su conjunto), cuando en la pesquisa de
“Alian” y para dar con su identidad se
convierte en Alberto Sherlock Nisman.
Comienza
así:
e)
“‘Alian’, miembro de la
Secretaría de Inteligencia. respecto de quien
hay fuertes indicios
que su nombre verdadero sería Ramón Alian Héctor Bogado”.
Luego afirma:
“En la ejecución del plan criminal”, (…) “cumplió un rol imprescindible.”
Es “…funcionario de la Secretaría
de Inteligencia.”
“…con llegada directa al entorno presidencial…”
“…ha sido especialmente seleccionado para
instrumentar, materializar y llevar adelante los designios criminales de la Sra. Presidente y del Sr. Canciller”. (El
resaltado me pertenece)
Seguidamente, Nisman, dice
que “corresponde dejar aclarado que ‘Alian’ podría tratarse del Sr. Ramón Alian
Héctor Bogado.” (…) “se pudo obtener la siguiente información:”
1)
“Alian’
envió a Jorge ‘Yussuf’ Khalil, un mensaje de texto con su dirección personal de
correo electrónico: allanbogad@yahoo.com.ar...”
2)
“En
la red social ‘Sónico’ fue posible hallar una titularidad de cuenta que
coincide con el encabezamiento de la dirección de mail “allanbogad”, igual a la
que envió ‘Alian’ a Khalil…”
3)
“De
una comunicación telefónica surge que “Alian” sería oriundo de la Provincia de
Misiones. En efecto, en referencia al Senador Nacional por Misiones, Juan
Manuel Irrazábal, Khalil le dijo a ‘Alian’: “te vas a llevar bien con él porque es de tu provincia”
4)
“En
publicaciones necrológicas de un periódico de la Provincia de Misiones, que
comunica el deceso de ‘Alian Héctor Bogado’ -quien falleciera, según los datos
obtenidos, a los 78 años de edad-, se identifican a varios de sus familiares y
allegados. Su nombre, casi homónimo de la persona de interés en esta pesquisa,
permite presumir -a priori- cierta vinculación familiar entre
ambos, reforzando la hipótesis que el contacto de Khalil, ‘Alian’ de Misiones,
podría ser ‘Ramón Héctor Alian Bogado…”
5)
“En
el mismo periódico misionero se observan fotografías que ilustran a un hombre
de mediana edad, a quien se identifica como ‘Alian Bogado’. En la fotografía se
encuentra acompañado de otras personas, cuyos nombres coinciden con algunos de
los contactos de la cuenta ‘allanbogad’ de la red social ‘Sónico’ y con varios
de los deudos del fallecido ‘Alian Héctor Bogado”
“En base a todos estos indicios es dable sospechar que ‘Ramón Alian Héctor Bogado’ podría ser la identidad del contacto de
Khalil nombrado en las comunicaciones telefónicas como “Alian”, sin
perjuicio de lo cual, naturalmente, se trata de una circunstancia más a ser
corroborada por el magistrado interviniente en el marco de los hechos aquí
denunciados.” (El resaltado me pertenece)
¿Hace
falta opinar sobre la seriedad de
Nisman?
Tal
vez quepan unas palabras más: “Alian” ya tenía en su haber, al hacerse pasar
como agente de inteligencia, al menos,
dos causas penales: una por tráfico de
influencias, y otra por extorsión.
¿Verdaderamente Nisman no lo sabía? ¿Y Stiuso?, su mano derecha. Esto, teniendo en cuenta que mucho antes de
la (im) presentación de Nisman, Bogado ya era considerado, en el mundillo de
ciertos estratos judiciales y de inteligencia, “un truhán, un embaucador que de
ningún modo puede siquiera tomarse en serio.” (En palabras del juez federal
Daniel Rafecas).
Y
una confesión: en la primera lectura que hice de la despiadadamente repetitiva
acusación de Nisman, al llegar al análisis
de Bogado (pág. 244 a 255), no pude evitar una risa y, así, como surgió en mí
el recuerdo de Conan Doyle y su personaje Sherlock Holmes, también traje a la memoria el breve
texto de Milan Kundera: La cómica
ausencia de lo cómico (Fiodor Dostoievski: El idiota). Entonces, la risa se
me desdibujó y sentí vergüenza.
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