Breve
análisis de campañas políticas 2015: Scioli y Macri
(Aclaración: ya envié este texto por e-mail al equipo de campaña, con mis datos personales. No encuentro otro medio para comunicarme de manera más "privada")
(Aclaración: ya envié este texto por e-mail al equipo de campaña, con mis datos personales. No encuentro otro medio para comunicarme de manera más "privada")
En los spot televisivos de
los dos principales candidatos a la presidencia, Daniel Scioli y Mauricio
Macri, se pudieron ver estrategias de campaña diferentes. Lo de Macri es obvio
y fácil de resumir. El empresario logró presentarse ante el electorado como una
persona simple y “buena” que sólo busca el bien para su país. Pero lo
fundamental es que logró “acercarse” a la gente. Así fue, siendo un hombre del
establishment, lo pudimos ver hablando sentado en la escalera de una tarima de
teatro con unas sillas de madera mal apiladas en el fondo. El detalle estaba
cuidado al máximo: la escenografía austera; la mirada a la cámara y sus
palabras se dirigían en forma directa, como si se tratara de un secreto, a los
oídos de cada televidente… “te quiero decir a vos…”. También lo pudimos ver en
un escenario rodeado de simpatizantes, dirigiéndole la palabra en forma directa
a alguno de los que allí estaban; nuevamente: “te quiero decir a vos, sí, sí a
vos, al de camisa celeste…”. Y, como si fuera un pastor protestante repitió una
y otra vez: “podemos, yo te digo que se puede, se puede vivir mejor… y lo vamos
a hacer juntos…, claro que se puede, [bajando la voz] depende de vos, de vos,
de vos [señalando a personas concretas que estaban presentes en el acto],
depende de todos nosotros [con vos más baja, articulada y tranquila], podemos
vivir mejor…” [elevando el tono]. Una vez más, cada cosa estaba cuidada en cada
detalle: el tono justo, el vaivén de cada palabra ensayada ante Durán Barba, la
ropa adecuada, el maquillaje perfecto, los colores claros y precisos. Incluso,
por ejemplo, el uso de un micrófono típico y apto para escuelas, pero que, con
las nuevas tecnologías, es absolutamente innecesario. Sin embargo, allí estaba
Macri con el enorme micrófono en la mano hablándoles, cara a cara, a un nutrido
grupo de jóvenes que lo rodeaban.
Un amigo, licenciado y
especialista en marketing, que trabaja en una importante cadena comercial, me
dijo: “el equipo de campaña de Cambiemos logró hacerme sentir que Macri vivía a
la vuelta de mi casa; y mirá que estamos en Mendoza a 1.200 kilómetros de la
Capital”. Luego de algunos elogios a Durán Barba, me aclaró, innecesariamente
para mí, pues nos conocemos desde hace muchos años, que “obviamente, voté a
Scioli”. En otros spot se lo vio tomando mate con una persona, abrazando a una
abuela, etc., etc. Lo cierto es que el equipo de campaña de Macri logró no sólo
llegar, como un susurro, al oído de los electores, sino que también pudo
posicionar al distante empresario como el hombre de barrio, tan común como
cualquiera. Es decir: exactamente lo que no es. También lo pudimos ver sentado
a una mesa austera, simple, junto a Vidal y Michetti, como grandes y sencillos
amigos que se juntaron para salvar al país.
Por otro lado, pudimos ver a
un Scioli automatizado o autómata o tecnócrata de gestión, ante un atril
hablando y dirigiéndole la palabra a nadie. O, en todo caso, a un grupo oscuro,
“des-iluminado”, sin rostro. Lo pudimos ver, desde ese lejano y formal atril,
levantando la mano y señalando con un dedo…, y con la vista puesta… ¡en nadie!
Lo pudimos ver en un breve “intercambio” con una pareja beneficiada por la ley
de fertilización asistida. Sí, un “intercambio”; ¿a cuántos metros de
distancia?; ¿50?, ¿70? Para la psicología del televidente había kilómetros,
mientras Macri saludaba gente a diestra y siniestra, le hablaba a jóvenes a los
que podía tocarle las manos…
Unas semanas antes del 25 de
octubre envié un tuis al equipo de campaña, entre otros, en el que decía: “Daniel
Scioli, un buena persona, un gran ser humano”. La idea no tenía nada de
original: es lo que dejan trascender las personas que lo conocen, sus propios
comportamientos, genuinos, como dice un cable de la embajada de EE.UU. en Bs.
As., filtrado por Wikileaks y publicado por Santiago O´Donnell. Nada original…,
sin embargo alguien respondió, irónicamente, “qué interesante”; otros
entendieron y repitieron el mensaje. Mi intención era dejar en claro dos
“leyes” de la propaganda política: “ley” de la simplicidad y “ley” de la máxima
diferenciación. Es así: podía ver que en la realidad “real”, había una gran
diferencia entre Macri y Scioli. Diferencia de calidad de personas. Sin
embargo, el equipo de D. Barba supo invertir la realidad. ¡Increíble!, no hay
nada más difícil que posicionar a un candidato, en el marco de un brief, como
algo que no es en la realidad. Y nada más fácil que hacerlo cuando se parte de
la realidad del candidato. Pero lo inaudito ocurrió: Macri fue Scioli y
viceversa.
Esperé hasta último momento
un giro en la campaña de Scioli, pensando que lo mejor estaba reservado para
los últimos días. Pero no: el monótono Scioli hablándole a nadie, incluso
denotando en esos primerísimos primeros planos, cierto hartazgo, que
seguramente debe tener, pues no le deben faltar motivos, pero que el equipo de
campaña debe corregir al momento de grabar el spot. Esperé hasta el final ese
giro, pero en vano. El final fue lo mismo que el principio: Scioli de traje;
Scioli reunido con gobernadores e intendentes (¿A quién le interesa ese tipo de
reuniones, excepto a la interna?) Y así de seguido: Scioli con rostro
desdibujado, en un lugar intangible, imperceptible, fuera de la escenografía realista,
hablando con poca seguridad a todos y, por consiguiente, a nadie…
Resumiendo: “Macri me
hablaba desde la vuelta de mi casa y Scioli desde el ARSAT–2”, me dijo aquel
amigo especialista en marketing empresarial. Disculpen si soy lapidario o
exagerado, pero la campaña careció de profesionalismos elementales.
Por último es oportuno dejar
en claro que esto es el resumen de una opinión técnica, que estoy elaborando
para publicar en un portal mejicano en el que tengo una columna. (La opinión
política ya la he enviado y seguramente será publicada en estos días. Pueden
leer mi columna, llamada “En conflicto” a través de este enlace: http://masdimensiones.com/
Decía que
se trata de una opinión técnica y, por lo tanto, no he evaluado cuestiones
políticas, complejas, como las operaciones de prensa de los grupos Clarín y
Nación, contra CFK, contra Axel Kicillof, la barbarie y “referéndum” mediático
al que fueron sometidas las elecciones de Tucumán; y, principalmente, la jugada
mayor: la operación contra Aníbal Fernández.
Pero también sé que una
buena campaña puede llevar a la presidencia hasta una persona incapaz de
gobernar, como fue el caso de Fernando De La Rúa. “Dicen que soy aburrido…” Teniendo todo, especialmente la “materia
prima”, como es el caso de Daniel Scioli, para hacer una excelente campaña,
quienes conocemos un poquitito de esto tuvimos que observar la espantosa
campaña encabezada por Alberto Pérez.
También sé que no soy nadie.
Sólo un simple provinciano, que trabajó,
en Mendoza, hace unas décadas, en una exitosa campaña llevada adelante por Hugo
Haime (en la mayoría de las que siguieron, fracasó) y colaborador en otras
provinciales. También fui JTP de la Cátedra de Marketing, Propaganda y
Publicidad, de la Carrera de Comunicación Social, de la FCPyS de la UnCuyo;
titular de la cátedra–taller de Medios de Comunicación, de la Facultad de
Educación Elemental y Especial, también UnCuyo, Universidad de la cual egresé
como licenciado en Comunicación Social.
Quedo a disposición de
ustedes, si es que creen que puedo colaborar en algo. Aclaro que no tengo
ningún interés económico, aunque sí un montón de ideas.
Atte.
Armando Maturano
Comentarios